La
ninfa Eco y el bello Narciso
JUAN MANZANARES KW 77 11 DE MAYO DE 2020
Nos cuenta Ovidio (poeta latino del
siglo I a. C.) en su obra Metamorfosis,
que la belleza, - aquello que al contemplarlo nos produce gozo o placer-, puede
perturbar tanto la razón como para hacer a las personas insensibles a los
sentimientos del amor y conducirlos, incluso, a la muerte.
En su libro Tercero, Ovidio expone
la peripecia mítica griega de la ninfa Eco y el bello Narciso, hijo del río Cefiso
y de la bellísima ninfa Liríope, a la que violó al quedar atrapada en uno de
sus meandros. Fruto de esa violación nació un bebé, al que llamó Narciso,
también de excepcional belleza. Liríope consultó al adivino Tiresias sobre la
posibilidad de que su hijo alcanzase una larga vida, a lo que Tiresias
respondió que: “Sólo si no se conociera a sí mismo.”
La ninfa Eco era alegre y
dicharachera, de tal forma que no podía permanecer callada mientras otro
hablaba, sirviendo de entretenimiento a la diosa Hera con sus charlas, lo que
aprovechaba el seductor Zeus, esposo de Hera, para engañarla con otras ninfas.
Una vez que Hera descubrió el engaño de su esposo y, sabedora de que Eco era
cómplice porque la entretenía mientras tanto, llevada por los celos castigó a
Eco dejándola muda, salvo para repetir únicamente las últimas palabras ajenas.
Mientras tanto, Narciso crecía en edad
y belleza, y era deseado por muchas jóvenes, pero era tal su arrogancia y
vanidad, que ninguna consiguió llamar su atención.
Cierto día, ya con dieciséis años, y mientras
espantaba a unos ciervos para que cayesen en una trampa tendida con redes, fue
observado por Eco, quien al instante quedó herida por las saetas de Venus. Eco
no dejaba de seguirle y cuanto más le seguía, más ardía en el amor.
En otra ocasión, Narciso se había
separado de sus compañeros de caza en un bosque y exclamó: “¿Hay alguien?”;
Eco responde: “¡Alguien!” Narciso extrañado grita “¡Ven!”; Eco
responde: “¡Ven!” Narciso vuelve
a exclamar: “¡Aquí reunámonos!”; Eco repite “¡Unámonos!”, y
saliendo del bosque se dirige hacia Narciso para abrazarle, pero éste huye y le
dice: “¡Antes moriría que entregarme a ti!”; Eco repite: “¡Entregarme
a tí!”
Desde entonces, Eco, avergonzada,
escondía su rostro tras las ramas de los árboles y habitaba en bosques y cavernas
solitarias, pero su dolor y su angustia por el rechazo van en aumento y van consumiendo
sus miembros y órganos hasta evaporarse en el aíre. La voz permaneció, pero sus
huesos se convirtieron en piedras.
No corrió mejor suerte Narciso, que,
en sus cacerías, un día se adentró en un lugar oculto del bosque donde había un
estanque de aguas cristalinas y, al acercar su boca a beber, quedó seducido,
sin saberlo, por su propia imagen sin cuerpo. Asombrado se admiraba a sí mismo,
y permaneció inmóvil con la mirada fija en su propio reflejo. Perturbada su
mente por la fuerza del amor a su propia belleza, continuó así, contemplándose
en los cristales del agua; abandonó la caza y permaneció sin comer hasta
desfallecer y morir, al conocerse a sí mismo, cumpliéndose de tal manera el
augurio del adivino Tiresias. De su sangre nació una flor, a la que se le dio por
nombre Narciso.
Pasando del mito al hecho, resulta
que el pasado día 5 de mayo de 2020, hemos conocido que la coalición política
PSOE-Podemos que gobierna España, sustentada en otros partidos separatistas y
de otras raleas, había alcanzado un acuerdo con la líder de la formación
política Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, Inés Arrimadas, para que dicha
formación votase a favor de la prórroga del estado de alarma, que ya
arrastramos desde el día 15 de marzo pasado, y asegurarse la dictadura de los
decretos, al menos, hasta el 28 de mayo próximo, esto es, durante setenta y
cinco días en total, sin perjuicio de otras prórrogas que el Gobierno quiera
establecer, y que lo hará.
Al día siguiente, 6 de mayo, se produce
la votación en el Congreso y se confirma el apoyo de la formación política
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía que prestando sus votos consiguen que se
apruebe dicha prórroga.
¿Qué ha pasado por la mente de la ninfa
Eco Inés para sufrir esa metamorfosis? ¿Se ha enamorado del Narciso Pedro y le
ha venido siguiendo oculta hasta llegar el momento del abrazo? ¿Se adaptará la
ninfa Eco Inés sin mayor cargo de conciencia a esa nueva estructura
existencial? A mi no me cabe ninguna duda, ya que la mente humana es capaz de
toda irracionalidad. Algunos pensadores clásicos achacaban la causa por la que
el ser humano era capaz de destruir, en un solo acto, todo lo que con mucho
esfuerzo había construido durante años, a la profunda melancolía y al hastío
existencial.
Esa causa interna de melancolía y
hastío en la mente, es la que sirve de puente para el paso a otra estructura
existencial nueva, aunque se convierta en un horripilante bicho, como le
ocurrió a Gregor Samsa en otra Metamorfosis, la de Kafka. Esa tragedia
kafkiana está presente hoy día en España y concretamente en todo lo que está
haciendo este Gobierno tiránico, aprovechando un estado de alarma fraudulento,
no para combatir un virus, sino para efectuar cambios en áreas y estructuras
administrativas del Estado (nombrar una veintena de Direcciones Generales y Subdirecciones,
introducir un agente antiespañol en el CNI, adoctrinamiento en la Educación,
pactos con separatistas, etc.), todo ello mediante actos que van mucho más allá
de lo que el estado de alarma permite.
Por tanto, ante la llamada de socorro
del Narciso Pedro pidiendo “prorroga” para continuar su agenda contra todo
orden liberal y contra España, Eco Inés responde: “Prorroga”.
Esa prórroga del estado de alarma
supone para los españoles, - y la ninfa Eco Inés lo sabe-, un SÍ a la
continuación de un estado de excepción encubierto para permitir las violaciones
de los derechos fundamentales a la libre circulación y reunión, teniendo a la
población privada de libertad durante más de dos meses; el ataque a la libertad
de información y de prensa mediante un control previo, filtrado y selectivo de
intervinientes y preguntas; la ocultación de lo que realmente ha pasado en las
residencias de ancianos; el encubrimiento en toda una serie de compras de
materiales inútiles a través de empresas interpuestas con sedes y conexiones en
países más que sospechosos, además de sus dudosas trayectorias empresariales
para ser merecedores de esos contratos millonarios, mientras los hospitales se
colapsaban y los materiales y equipos de protección para sanitarios y personal
de cuerpos y fuerzas de seguridad, que se encontraban en la primera línea de
muerte, no llegaban; igualmente con las
confiscaciones a empresas españolas productoras de esos materiales o, incluso,
empresas privadas que los habían comprado para sus trabajadores o clientes, así
como para las residencias de ancianos -tal como ha denunciado el presidente de
la Federación Empresarial de la Dependencia, don Ignacio Fernández-Cid, al que
Sanidad les mandaba morfina y sedantes, en lugar de medicamentos. Mientras tanto,
el Gobierno español autorizaba exportaciones de ese material, imprescindible
para salvar la vida de los españoles, a países como Guinea Ecuatorial,
Marruecos o Cuba.
Además, ese SÍ de Eco Inés al Narciso
Pedro, también supone una continuación en la mentira y manipulación de cifras y
freno a la investigación en el Parlamento de las responsabilidades políticas a
que hubiere lugar, así como a permitirle al Gobierno la continuación arbitraria
y despótica, sin el control de ese Parlamento, para seguir promulgando normas
que nada tienen que ver con razones sanitarias.
En este ambiente de mentira, de acoso
policial y mediático sobre cualquiera que discrepe o se resista; siendo
sancionado, incluso, por llevar la bandera de su país, y en el menor de los
casos ser tachado de reaccionario, es en el que se desenvuelve la tragedia actual
de España. Y para hacer frente a ese PODER, - que te obliga a hacer lo que no
quieres y, además, provoca, con la mayor arrogancia y obscenidad, una
permanente demostración de ello, por ejemplo, incumpliendo sus propias normas para
que hagamos lo que a las personas que ocupan ese PODER les interesa -, solo
quedan dos opciones: o echarle redaños (cosa de valientes), o metamorfosearse y
convertirse en piedras, como le ocurrió a la ninfa Eco.
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